viernes, 17 de mayo de 2013

Como a ti mismo

Hay una historia en la biblia muy conocida, por creyentes y no creyentes, es conocida como "La parábola del Buen Samaritano" (San Lucas 10:25-36), está historia es contada por Jesús después de que un "interprete" de la ley le preguntara de que manera podía heredar la vida eterna, Jesús cuestiona a este hombre acerca de que los principales mandamientos que el pueblo de Israel tenía. El hombre le responde: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas, y a tu prójimo como a ti mismo". Jesús aplaude su respuesta acertada, pero entonces el hombre pregunta: -¿Quién es mi prójimo? , y es entonces cuando Jesús relata ésta historia. 


Una de las cosas que me encantan de Jesús es su forma de enseñar, siempre sabía de que manera explicar las cosas para que todo quedara claro, y en esta ocasión les dio una gran lección a los interpretes de la ley y demás personas religiosas que se acercaban a escuchar su palabra, pues en ésta historia, narra como dos personas (sacerdote y levita)  que se supone deberían ser un ejemplo para todos, siervos en el templo de Dios, ignoran a un pobre hombre que se encontraba tirado junto al camino, después de haber sido asaltado y golpeado por ladrones, lo miran y seguro piensan, pobre hombre si que le fue mal, pero lo único que hacen es rodearlo y continúan su camino. Pero la historia no termina aquí, hubo un tercer hombre, el cual era samaritano (de Samaria) el cual miro al hombre medio muerto y tuvo compasión de el, no soporto ver la desgracia y el dolor de esa persona, así que le curo las heridas, lo subió a su caballo y lo llevó a un mesón para que descansara, al día siguiente se fue y le dijo al encargado del lugar, ten un poco de dinero, atiéndelo y si hace falta algo yo lo pago.

Viendo esta historia, pasa algo por mi mente, ¿Qué habrá pensado el samaritano al ver al hombre herido? ¿Qué fue lo que motivo a este hombre a hacer tan gran acto de misericordia?, y lo único que puedo pensar es que aquel hombre pudo pensar ¿Y si fuese yo el herido, me vendría bien la ayuda?, entonces creo que el samaritano ya no vio a un judío herido en el suelo, se vio a el, un samaritano viajero, y no le importo la rivalidad entre sus pueblos, pues no se trataba de pleitos entre razas, sino se miró a si mismo reflejado en el, por lo tanto ese judío era ante los ojos de ese hombre un samaritano, era el mismo, ahí tirado en el camino, herido y sin esperanza de vivir. 

En los últimos días he podido observar como es que actualmente, nos comportamos como el sacerdote y el levita, ignoramos la necesidad de los demás y preferimos mantener nuestro "status" aun cuando este sea bajo, y vamos por la vida trabajando para nosotros mismos y muy pocas veces para alguien más. Pensamos que lo que tenemos solo es para mantenernos a nosotros y si alguien quiere salir adelante que le busque por su cuenta a ver como le hace. Tenemos un corazón duro ante la necesidad, nuestro egoísmo a superado los niveles y nuestra vida está ensimismada que lo que sucede en nuestro entorno preferimos oído sordos y ojos ciegos para no "sobrecargarnos" de problemas y decimos cosas como "con mis problemas son suficientes como para cargar con los de alguien más..." o tal vez "el o ella está en esa condición porque quiso, tomó malas decisiones y ahora le toca pagar las consecuencias".

Es tiempo de dejar de pensar solo en nosotros y preocuparnos por los demás, qué sucedería si en lugar de pensar que tal o cual persona está en cierta situación, pudiéramos pensar en que podrías ser tu el que está en esa situación, pero que la multiforme gracia de Dios te ha cubierto y no eres tu. Jesús nos ha llamado a amar, así es, a amar a nuestro prójimo,  esto conlleva una entrega, el amar es entregarse, pensar en el ser amado antes que en si mismo y darlo todo para que esa persona pueda ser feliz. 

¿Quién es mi prójimo?


tal vez, tu, como el hombre de la historia te preguntas quien es tu prójimo, ¿Tus padres y hermanos? ¿Tus amig@s? ¿Quién?. El pastor Frank Warren decía que no sabíamos ubicar a nuestro prójimo porque al escribir la palabra "prójimo"  cometíamos un error ortográfico y por eso que no podemos distinguir a quien debemos y a quien no amar, él decía que "prójimo" no se escribía con la letra "j" sino con la letra "x" así es, "Próximo", entonces a quien debiéramos amar  son a todas aquellas personas que están próximas a nosotros, tu familia, tus amigos, tus vecinos, tus compañeros de escuela o trabajo, al todos los que te topas en tu diario vivir, a tu jefe, a el señor gruñón de la tienda y al conductor de transporte público que no te regresa el cambio de tu pasaje. A todos ellos sin dejar fuera a nadie. Pero ¿Amarlos? ¿Cómo? ellos no hacen nada por mi.

¿Amar a quien no me ama?


La biblia es muy clara, amarlos, no simplemente estimarlos, amor aun a los enemigos, aquellos a los que nos lastiman, a quien nos ignora y no nos demuestra ni una pizca de amor. Solemos amar o tener en alta estima a aquellas personas con las que tenemos cierta afinidad, que las hemos conocido y que compartimos algo en común, en otras palabras a los que ya conocemos su historia y entendemos mejor su manera de vivir y actuar. Pero ¿Qué de aquellos de los que no sabemos nada?, bueno Jesús nos manda a amar no a comprender. Y esto no termina ahí, no solo es amarlos así nomas, es amarlos como a ti mismo. Si, lo que harías por ti, hacerlo por los demás, si invitaste a comer a alguien, esa persona comerá lo mismo que tu o lo equivalente, si alguien te pide un favor lo harás como si fuera algo para ti, si alguien necesita ayuda es como si te ayudaras a ti mismo. Lo único que necesitamos para amar a una persona es querer amarla, mirarla y no ver a nadie más que no seas tu, de esa manera estaremos cumpliendo con ese gran mandamiento que resume cualquier acción que debiéramos hacer, imagina un mundo donde tu "próximo" está antes que tu mismo, seguro tendríamos un mundo mejor.

"Para entender a alguien tal vez es necesario conocer su historia y pasar tiempo con ella, pero para amar, solo es necesario querer hacerlo"


Ahora, antes de comenzar a juzgar a una persona, antes de señalarla, de burlarte o lastimar, piensa que esa persona puedes ser tu, pero que Dios en su infinito amor, no permitió que lo fueras, mírate a ti, no veas a nadie más, esa persona herida a la mitad del camino, sea cual sea la causa, eres tu, así que levanta al herido, cura sus heridas y da más para que se recupere, abraza a quien lo necesita, no dejes afuera a nadie, no permitas que tu egoísmo sea una barrera para que un herido sea sanado en los brazos del Señor, para que un sediento beba del agua viva, para que los ciegos vean y para el falto de amor reciba el abrazo y el consuelo de Dios.

"Ama a tu próximo como a ti mismo..." 





Escrito por: 
Alex Arredondo