lunes, 25 de noviembre de 2013

Anoche tuve un sueño

Dicen los expertos que las personas cuando tenemos un sueño, al despertar solo podemos recordar el 5% de todo, pero yo creo que cuando Dios está hablando a nuestras vidas a través de uno, recordamos más o tal vez solo ese 5% sea suficiente para dejar claro lo que él quiere decirnos.

Hace unas noches mi espíritu se estremeció, mi cuerpo se despertó tras una sensación que solo la he sentido cuando mi corazón adora, era él hablando a mi vida mientras dormía, me acababa de regalar un sueño, pero no cualquier sueño, uno donde me daba respuestas y advertencias. Sé que viene de su parte, pues en mi mente ahora hay cosas que antes no había, así es él, por donde pasa jamás vuelve a ser igual.

Como todo sueño, el mío no parece tener una lógica o coherencia alguna, es por eso que después de despertar esa noche, le pedí a Dios que me mostrara que significaba aquello que acababa de vivir. Él no tardó y de inmediato me mostró todo aquello que quiso decirme. Fue algo hermoso saber que él escucha todo aquello que yo me pregunto, todo lo que he querido saber y además me regala promesas para mi vida. 

En mi sueño sucedió algo así:

Me encontraba a unas cuadras de mi casa, al parecer yo salía del minisuper, no traía nada en mis manos, tal vez no compré nada. Al salir, justo al frente, hay una gran fiesta, la mayoría de los presentes mujeres, todas las vecinas en derredor de mi casa, pero la anfitriona y al parecer la razón del festejo, se trataba de la mamá de uno de mis amigos, vecino también, lo curioso es que ella hace muchos años que no vive en casa de mi amigo, ella se fue con su hijo menor dejando a su esposo y sus otros tres hijos. Cuando miro eso, saludo a todas las personas en la fiesta, entre ellas mi mamá y sigo caminando.

Justo en la esquina me esperaban un par de amigos, que en los últimos tiempos se han vuelto muy importantes y estimados por mi, me acerco a ellos y caminamos con rumbo, al parecer, a mi casa. Mientras caminábamos, algo llamó mi atención, cerca de donde estábamos había unas maquinas constructoras y quise saber qué era lo que construían. Al parecer era un fin de semana, pues solo estaban las maquinas pero no el personal para operarlas, mientras me acercaba, algo llamó mi atención, entre el monte donde se realizaba la construcción había una pequeña bebe, no lloraba, sino reía y jugaba con sus pies. Me impactó tanto que esa personita estuviera allí sola, que la tomé en brazos y salí de ese lugar a encontrarme con mis amigos que me esperaban.

Cuando mis amigos me vieron exclamaron: ¡Wow! ¡Es hermosa!, y mi amiga la quitó de mis brazos para cargarla y hacerle cariños. Mientras teníamos a la niña, por ese lugar pasaron un par de personas con características muy similares en cuanto a su forma de ser, personas duras de corazón que les cuesta trabajo reconocer que alguien es mejor o más feliz que ellos, personas con amargura en su corazón, uno de ellos un familiar mío, se acerca y al ver a la pequeña sus ojos brillaron y de su boca comenzaron a salir elogios para ella, después que el se fue, una persona más se acerca, un profesor de la universidad y sucede algo similar, al ver a la pequeña de su boca solo salieron palabras de admiración.

Yo estaba sorprendido de la reacción de estas personas, jamás los había escuchado decir tales cosas, en realidad una pequeña tenía la capacidad de hacer que el corazón duro de una persona se suavizara. Mientras estábamos ahí, se nos vino a la mente que debíamos hacer algo con la niña, tal vez reportarlas a las autoridades, buscar a los padres y entregarla, o claro adoptarla y cuidarla nosotros. 

Al parecer no podíamos ponernos de acuerdo y en un momento, de un impulso, mi amiga con la bebe en brazos salta a una fosa que estaba frente a nosotros, donde se acumula el agua de las lluvias que cae en las alcantarillas de la colonia donde yo vivo. Mi amiga estaba en el agua junto a la pequeña, agua sucia y estancada de días, lleno de basura, yo sin pensarlo me aventé al rescate, mi amigo que estaba allí también se quería meter, pero lo detuve, tomé a la pequeña y la llevé para que mi amigo la cuidara mientras yo ayudaba a mi amiga a salir del agua. Pero ella no quería recibir ayuda, se sentía autosuficiente pero no podía salir, yo le decía que me permitiera ayudarla, ella no quería ni que me acercara y por alejarse de mi se lastimo uno de sus brazos con unas varillas que estaban en la fosa. 

Finalmente ella accede a que le ayude, pero no me escucha a mi, quiso que le ayudara pero a salir de la manera que ella quería, logró salir de la fosa y yo por mi cuenta, logré salir caminando unos pasos más hacia adelante de donde estábamos. 

Ya estábamos afuera, nos limpiábamos los sucio que el agua de la fosa había dejado en nosotros, mientras me percataba que la niña no había llorado, ni siquiera se había asustado con todo lo que había acontecido, también noté que ella poseía un par de aretes que a simple vista parecían muy costosos, idénticos los aretes, de una especie de diamante o piedra preciosa de color oscuro, mientras yo los observaba, escuché una voz decir: "Esos aretes despertarían la codicia de cualquiera". Dicho esto desperté.

Para mi al principio hubo muchas cosas claras, otras no tanto, pero que conforme reflexiono en este hecho entiendo más. Dios me habló a través de este sueño, es por eso que lo escribo, para no olvidar lo que él me dijo.

Dulces Sueños!!!






Escrito por:
Alex Arredondo