domingo, 31 de marzo de 2019

Salmo 157

Ahora entiendo que tú silencio es presente cuando yo hablo, pues como padre con su hijo me prestas toda tu atención.

No fue cuando yo lo pedí, fue cuando menos lo esperé y cuando más lo necesité.

Te mostraste en medio de mis palabras y entendí que no era yo el que hablaba, también supe darme cuenta que lo que decía era para mí mismo.

Aún no termino contigo, me dijiste, y yo solo me puse feliz. Gracias.

Aun no termina contigo

¿Les hablé de Mario Santos? Fue una persona que marcó mi corazón y él tal vez no lo supo.

Soy un creyente de la inquebrantable voluntad de Dios para mí vida, me da fuerza e inspiración para seguir adelante en todo. Pero en ocasiones las fuerzas y los ánimos desaparecen.

Para mí Padre es la oportunidad perfecta de hablar. Hace unos días por cuestiones de trabajo tuve que viajar "solo" en un camino de dos horas, jamás lo había vivido así, siempre había alguien que me acompañaba, pero está vez fue un viaje en solitario, bueno, quiero creer que fue un viaje con el Espíritu Santo.

Descargué un playlist de alabanzas y adoración y canté todo el camino, entre canciones también salió una predicación donde el mensaje era "Dios quiere conquistar tu corazón".

En el camino pedí al Espíritu que rompiera el silencio, pero no sucedió mucho y después de mi estancia en la cual luché contra mí mismo y perdí, pensé que Él ya no se agradaría de mi canto ni mucho menos que rompería el silencio como se lo había pedido.

Continué con mi vida normal, y hoy, un domingo, me dirigí hacia el lugar donde tenemos nuestro estudio con la esperanza de que nuestro amigo el carpintero por fin cumpliera con la promesa de instalar la ventana de nuestra cabina de grabación.

Me encontraba esperando el camión que me lleva hacia el lugar, cuando de pronto de me acerca un joven de entre 30 y  40 años a preguntarme que ruta tenía que tomar al centro de la ciudad. Amablemente le respondí y al parecer algo en mi le dió confianza lo que desencadenó que comenzara a relatar la razón por la que estaba allí.

En algún punto pensé que tal vez estaba sirviendo de distracción para intentar hacerme algún daño, me inquieté al ver que no pasaba mi camión, ni tampoco el de él. Claro es domingo y siempre tardan, pero ya era demasiado.

El joven me contó que era de Los Mochis, que tenía un puesto de hamburguesas pero que lo había perdido, así como a su esposa e hijo, que unos vecinos habían intentado hacerle un daño pero las personas que lo harían no lo pudieron encontrar porque se percató y logró esconderse.

Poco antes de que su camión llegará me confesó su adicción al cristal y reconoció que tal vez eso desencadenó todos los demás problemas. Dijo que estaba vivo de "chiripa" y entre toda esa historia yo no sabía que decir, así que guardé silencio.

En un punto cuando este hombre se estaba por subir al camión solo le dije: "Dios aún no termina contigo" él sonrió y dijo que tal vez tendría que ir a una iglesia a buscar ayuda.

Entonces al yo declarar tal cosa al joven sentí como el Espíritu Santo había roto el silencio y la palabra que yo le había dicho al joven en realidad era el Espíritu Santo hablándome a mi, una vez más por medio de alguien que estaba en la calle, cómo aquel 16 de septiembre cuando Mario Santos me hizo entender la grandeza de un hijo de Dios.