lunes, 22 de abril de 2024

Floreciendo en medio de la adversidad


¿Te has dado cuenta de cómo solemos justificar nuestro estancamiento diciendo que no existen condiciones para prosperar o avanzar? En Eclesiastés, la palabra nos dice que aquel que espera el tiempo perfecto para sembrar jamás cosechará. Esto quiere decir que no existen ni existirán tiempos perfectos para el desarrollo de cualquier cosa.

Esta mañana, mientras hacía mi lectura devocional, me topé con este pasaje que me impactó en muchos sentidos y trataré de compartir lo que pude captar.

Jeremías 29:4-17 TLA
[4] «Yo, el Dios de Israel, a todos los que llevé a Babilonia: [5-6] "Ya que están allí, construyan casas y vivan en ellas. Cultiven sus granjas y coman los frutos que allí se den. Cásense y tengan hijos; no dejen que su población disminuya. Asegúrense de que sus hijos e hijas también se casen y tengan hijos. [7] Además, trabajen para que prospere la ciudad. Rueguen por Babilonia, pues si la ciudad prospera, también ustedes prosperarán. [8-9] "No se dejen engañar por esos profetas y adivinos que andan entre ustedes, y que usan mi nombre para anunciar sus mentiras. No crean en los sueños que dicen tener. Les aseguro que yo no los he enviado. [10] "Ustedes van a vivir unos setenta años en Babilonia. Cuando se cumpla ese tiempo, les prometo que los haré volver a Jerusalén. [11] Mis planes para ustedes solamente yo los sé, y no son para su mal, sino para su bien. Voy a darles un futuro lleno de bienestar. [12] Cuando ustedes me pidan algo en oración, yo los escucharé. [13] Cuando ustedes me busquen, me encontrarán, siempre y cuando me busquen de todo corazón. [14] Estaré con ustedes y pondré fin a su condición de esclavos. Los reuniré de todas las naciones por donde los haya dispersado, y los haré volver a Jerusalén. Les juro que así lo haré. [15-17] "Tal vez dirán ustedes que yo les he puesto profetas en Babilonia. Pero debo aclararles algo. Yo, el Dios todopoderoso, voy a mandar guerra, hambre y enfermedades contra el rey que ocupa el trono de David, y contra todos los parientes de ustedes que aún quedan en Jerusalén, es decir, contra todos los que no fueron llevados como esclavos a Babilonia. ¡Serán como higos podridos, que de tan podridos no se pueden comer!

En el contexto en que se desarrolla esta historia, Israel estaba cautiva en Babilonia. Estar cautivo significaba ser esclavo de un país cuya cultura era tan distinta a la de su origen. Hay muchas historias sobre ese periodo en la Biblia. Pero lo que me llama la atención es que Dios manda decir que no paren, que sigan trabajando, que la vida no se detenga. Sigan casándose y teniendo hijos, sigan haciendo lo que naturalmente deben hacer para seguir creciendo como nación, aunque estaban cautivos. Dios dio una fecha de término para esa condición, dijo que serían 70 años y volverían a su tierra.

Creo que Dios nos ha dado promesas en nuestra vida y sabemos que serán cumplidas porque Dios siempre cumple sus promesas. Así como en este caso, Dios le dijo al pueblo que volvería a su tierra. Sin embargo, comienza dando instrucciones para hacer prosperar la ciudad. Sí, no están en su tierra donde todo será mejor, pero en lo que llega ese momento, sigan creciendo porque así les irá bien.

¿Cómo aplica esto en mi vida? Quizá hoy estás esperando un ascenso laboral, que se recupere la salud de un familiar, el pago de un dinero que ha estado atorado, el regreso de un ser amado. Esperas, precisamente, volver a tu tierra. Bueno, un sinfín de situaciones tienen aplicación a este pasaje. Por lo general, lo podemos identificar cuando declaramos "Ya que tenga o pase tal cosa...Entonces haré..."

Quizá hoy te encuentras en un estancamiento porque esperas que algo suceda para poder avanzar. Pero Dios te dice hoy que este es el momento. Sí, en medio de toda esta aflicción y condición deplorable, es tu oportunidad de florecer. Sí, en medio del desierto, en medio de la escasez, en medio de la enfermedad, en medio de los ataques constantes.

Acomódate en medio del proceso, porque va a tardar, pero tendrá un final. Mientras tanto, construye una casa, cásate, ten hijos y bendice tu proceso, porque eso te hará prosperar. En medio de todo esto, abraza la palabra de que los planes de Dios son mejores de lo que nosotros podemos pensar, son para nuestro bien. Y cada vez que clamemos a Él, Él nos escuchará, siempre y cuando lo busquemos de todo corazón.

Persona maravillosa que lee esto, tú puedes florecer aquí y ahora. Sí, obedecer al Señor de todo corazón, y a pesar de que no existan las condiciones perfectas, daremos gran fruto para bendición de quienes nos rodean y también para nosotros.

Recuerda que Dios siempre cumple sus promesas y que en medio de cualquier circunstancia, Él tiene un plan para tu vida. No esperes a que todo sea perfecto para avanzar, sino avanza en fe y confía en que Dios te guiará y te bendecirá en todo momento.

Que puedas encontrar consuelo y fortaleza en la palabra de Dios y que puedas vivir en plenitud, incluso en medio de las dificultades. ¡Ánimo y adelante!

martes, 9 de abril de 2024

¿Como ayudar a una persona durante un proceso de sanidad?


Este escrito tiene el objetivo de dar un poco de luz para aquellos que tenemos la intención y el corazón de ayudar a quienes hoy están pasando por un proceso de sanidad interior. Por lo tanto, trataré de ser práctico y conciso, de modo que no haya lugar a ambigüedad.

Cabe resaltar que lo que a continuación escribiré es el resultado de la observación personal, viviendo procesos propios y de personas allegadas. Por lo tanto, no debe considerarse como un absoluto, aunque esté relacionado con conceptos de la psicología, pero sobre todo, busca estar apegado a los principios bíblicos que rigen mi vida. Sin más, comencemos.

Para iniciar, debemos entender a qué nos referimos con "vivir un proceso de sanidad". Si somos claros, cada uno de nosotros vivimos procesos casi a diario y por diversos motivos. Siempre nos están pasando cosas, siempre hay tormentas, siempre hay objetivos que alcanzar, pruebas que superar; por lo tanto, ni tú ni yo estamos o estaremos exentos de cruzar por algo así. Y definamos que un proceso se refiere a la secuencia de actos o hechos sucesivos que logran un objetivo. Es la serie de pasos a vivir para alcanzar una meta.

Cada proceso es distinto, tan distinto como somos cada persona. Cada proceso tiene un tiempo para suceder, un tiempo para vivirse y un tiempo para concluirse. No hay edad ni ningún tipo de condición que determine el tiempo del proceso. Algunos aprenden y viven un proceso de sanidad sobre alguna situación siendo adolescentes, otros siendo adultos, e incluso un mismo proceso podría vivirlo un anciano. Algunos duran días o semanas, otros son años y lamentablemente, para algunos, duran toda la vida.

Ningún proceso es idéntico, por lo tanto, no debemos trabajar con absolutos, es decir, usar términos como "Siempre esto, siempre aquello" o bien "Nunca esto, nunca aquello". Nada debe ser absoluto, no son matemáticas, es el alma.

En un proceso, los resultados no siempre son los que esperamos, pero siempre arrojará resultados, algunos mejores de los que se podrían esperar y otros que nos lleven a un nuevo proceso.

Ante todo esto, es necesario saber que la voluntad de Dios para nuestra vida es que vivamos bien. Nadie sufre más con nuestros procesos que el mismo Padre Celestial, por eso fue intencional en darnos las instrucciones para vivir bien. Me refiero a la palabra de Dios representada en la Biblia y el modelo de Jesús durante su paso sobre esta tierra.

Sin duda, los procesos nos afectan a todos. Es decir, un miembro de una familia atravesando un momento difícil afecta directa o indirectamente a su contexto, por eso es casi imposible vivir un proceso en soledad.

Entonces, ¿cómo ayudo a mi ser querido a sanar?

1. Reconoce y respeta. Una vez que te hayas dado cuenta de que tu hijo, hija, amigo, cónyuge, padre o cualquier figura está pasando por una etapa difícil, respeta y no te metas, salvo que soliciten tu ayuda.

2. Brinda apoyo indirecto. La oración eficaz del justo puede mucho. Ora por la persona con entendimiento de la palabra de Dios, poniendo en común con el Padre tus inquietudes con respecto a lo que se está viviendo. Será necesario intervenir a favor de la persona con fundamento en la palabra. Pidiendo que reconozca y viva la identidad que Dios le ha dado, pues la falta de identidad provoca la mayoría de las crisis en las personas.

3. Genera un ambiente de comunicación y confianza. Debemos entender que una persona en medio de una crisis está en una montaña rusa de emociones. Un día se sentirá capaz de conquistar el mundo y súper feliz, y otro día creerá que es un bicho miserable que debe morir. Otro día estará muy molesto sin razón o muy feliz y optimista. Hay una fiesta de emociones dentro que lo único que podemos hacer es ser tolerantes. La comunicación clara siempre será una herramienta que construye puentes. Si no sabemos cómo comunicarnos, dejaremos de tener vínculos con las personas y todo se volverá más complejo. A nosotros, los externos al proceso, nos toca crear ambientes sanos donde la persona, en determinado momento, decida abrir su corazón. Nadie va a querer hablar de lo que pasa dentro de sí, donde solo hay reclamos, reproches, se usan los absolutos siempre y nunca, donde hay exigencias desesperadas, impaciencia e incomprensión. Aquí se aplica la regla de oro que enseñó Jesús: Haz con ellos lo que te gustaría que hicieran contigo.

4. No te desesperes. Al comienzo decía que los tiempos son distintos en cada persona y en cada proceso. Algunos intentarán huir de su proceso, algunos lo van a abandonar, otros se van a esconder y nuestras exigencias podrían no ayudar. Aunque pensemos que es lo correcto, podríamos terminar entorpeciendo todo y prolongando aún más las cosas.

5. Espera cada día avances en los resultados. Para nada esto quiere decir que habrá resultados cada día, pero digamos que externamente no siempre se ven, pero confiemos en Dios que es quien da la sanidad, porque la sanidad es de adentro hacia afuera.

6. Omite comentarios hirientes. Para una persona que atraviesa un proceso de sanidad, es muy doloroso escuchar frases como "Te ves más gordo/a", "Arréglate, te ves muy fea/o", "Eres bien cochino/a". Créeme, ellos y ellas lo están intentando todos los días, pero el ánimo o la conciencia están tan agotados que lo último que quieren es saber si se ven bien o no. Al final, todo esto son señales de que algo no anda bien en ellos.

7. Se asertivo/a. Básicamente, la asertividad es el arte de saber comunicar lo que no es tan grato de modo que sea bien recibido. No es lo mismo decir: "Eres un bueno para nada, nunca quieres hacer nada, flojo/a", etc., a decir algo como: "Considero que eres una persona talentosa, trabajadora y diligente, pero últimamente te has descuidado y no has cumplido como debe ser con tus responsabilidades". Otro ejemplo, no es lo mismo decirle a una chica: "Eres bien fodonga y andas toda fea" a decirle: "Eres una mujer muy atractiva, pero últimamente no has cuidado tu aspecto y no te hace resaltar lo que realmente eres".

La asertividad es una herramienta que permitirá que cualquier persona reciba de una mejor forma aquello que puede ser una verdad cruda, dicha con amor.

Sin duda, hay muchas formas de ser apoyo a aquellos que viven un proceso. Podemos hacer una larga lista de acciones para ayudar, pero hasta aquí la voy a dejar para cerrar con lo siguiente.

Ser las personas adecuadas para alguien que está viviendo un proceso de sanidad va a requerir desprenderse de uno mismo. Todo se resume en AMAR. El amor va a ser la brújula y la estrategia infalible para lograr todo lo anteriormente mencionado, pero amar como Dios nos ama a nosotros, sin condición, sin pretensión, el amor que se describe en Corintios. Para eso, necesitamos estar llenos del Espíritu Santo, pues son sus frutos los que necesitamos: amor, gozo, paz, benignidad, templanza, mansedumbre, paciencia y bondad.

Por lo tanto, si tú anhelas ver un cambio significativo en tus hijos, cónyuge, amigos, compañeros de trabajo, mientras ellos atraviesan un proceso de sanidad, vas a comenzar por cambiar tú, ya que es donde tienes autoridad, en ti mismo y nada más. Cuando tu interior cambia, salpica a todo tu alrededor y todo el que te rodea es afectado, pero de forma positiva.

Oremos hoy y pidamos al Espíritu Santo que nos llene. Así sabremos que vamos camino a ser las personas correctas para nuestro entorno. Seremos como árboles que no se secan, que dan fruto, que dan sombra y refugio.