viernes, 11 de enero de 2013

Tic-Toc Tic-Toc: Mi tiempo no es tu tiempo…


Cada segundo cuenta, le dijeron al agente Frank Smith, no puedes desperdiciarlos o ella morirá y no habrá vuelta atrás. Él amaba a Patricia, quien había sido secuestrada por una banda de maleantes con la intención de sacar de circulación al agente Smith, quien en ocasiones anteriores les había frustrado muchos de sus golpes. El agente Smith, con todos sus recursos, buscó hasta mas no poder a su amada, y al encontrarla abandonada en un recóndito lugar, sin ningún rasguño aparente, volvieron a casa. Pero el agente Smith era un hombre preparado y sabía que algo no estaba bien, ¿Por qué un grupo delictivo secuestraría a una persona y solo la abandonaría?, si querían que Smith dejara de frustrar sus planes, por qué no tocaron a su mujer. Es entonces cuando pasó, una llamada inesperada entra al celular del agente Smith, era el jefe de la banda de criminales. Las palabras que este hombre dijo impactaron la vida del agente, pues habían inyectado una sustancia a su esposa que le permitiría vivir solo por 48 hrs, y después moriría. Pero existía una salvación, un antídoto al veneno, a cambio el agente Smith tendría que hacer un trabajo para ellos si quería que su esposa siguiera con vida.

En nuestra vida, aunque no de manera tan drástica, suceden situaciones como esta, y más aun cuando somos jóvenes, queremos “comernos al mundo”, creemos que tenemos muy poco tiempo para hacer lo que deseamos, o bien también llegamos a creer que tenemos tiempo de sobra y decimos “soy muy joven para esto”, pero al escuchar esto viene a mi mente algo muy interesante que Dios comparte con nosotros en su palabra: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del sol tiene su hora…” (Eclesiastes 3:1).

El tiempo es sin duda uno de esos misterios que por más que se estudien jamás se podrán comprender, nunca vas a hacer volver un segundo atrás, ni tampoco un segundo adelante. Hay quien busca ser aliado del tiempo, como si este tuviera voluntad propia y decidiera que un minuto transcurra mas rápido o más lento, si bien el tiempo es igual para todos, no hay minutos mas largos, ni segundos más cortos, es por eso que la mayoría de las personas con metas y sueños por cumplir buscan ser buenos administradores de cada periodo de tiempo que tienen, pues no sabemos si seguiremos teniendo más y así fracasaremos en lograr nuestro objetivo, esto lleva a que las personas vivan presionados en su trabajo buscando ser mas productivo y ganar mas dinero, o quizá en las decisiones de nuestra vida, como casarse, ahora vemos a personas de apenas unos 16 ó 17 años creyendo que si no se casan en ese momento que sostienen una relación de noviazgo (prematura por cierto) ya nunca se van a poder casar y serán un solterón o solterona amargas por el resto de su vida. Y así como estos ejemplos existen muchos.

Yo siempre he creído que si existiera una maquina del tiempo sería algo increíble, y a la vez muy útil, pues si algo no sale bien se puede volver en el tiempo y corregir las fallas. Pero a la vez logro entender que Dios no nos permite tener el control del tiempo por alguna razón.

En alguna ocasión, siendo un poco más joven, se presentó una situación en mi vida que me llevó a una gran enseñanza, fue difícil la lección, pero ahora doy gracias a Dios por hacerme entender esto. Estaba cursando la escuela preparatoria, tenía alrededor de 17 años, y todo estaba muy bien me encantaba la escuela y todo lo que aprendía en ella, los maestros eran tan simpáticos y mis compañeros y yo nos divertíamos poniéndoles apodos, de esos graciosos sin ninguna mala intención. Pero al pasar los días mis compañeros comenzaron a ser irrespetuosos con las autoridades y eso a mi no me agradó, en casa y en la iglesia me habían enseñado a respetar a mis autoridades y sabía que eso no estaba bien, por lo que decidí alejarme un poco de ese ambiente. Y es así como conocí al “primer amor de mi vida”, una de mis compañeras que en un principio había pasado desapercibida por mi camino, ella era noble, inteligente, con las mejores calificaciones de la clase, y sobre todo era muy linda, tanto por fuera como por dentro, así que yo caí encantado a sus pies.

Después de varios meses de convivencia, y de darme cuanta que esa chica me gustaba realmente, comencé a considerar en que ella fuera mi novia, estaba decidido y así sería. Pero algo curioso sucedió, por más que lo intenté, jamás pude pedírselo, y lo mas extraño es que no fue porque no quisiera o por nervios, sino que algo dentro de mi me decía que no estaba bien lo que estaba haciendo, por lo tanto se frustraba todo intento de noviazgo. Fue entonces, al no salirme nada bien, que me puse espiritual y comencé a orar por esa situación. Yo estaba desesperado, siendo esta chica una joya, mas de un chico tenía las mismas intenciones que yo, así que no quería que me “comieran el mandado” por lo que decidía ir con el que todo lo puede para que me ayudara, pero ¡Oh sorpresa! Su respuesta no fue la que yo esperaba, me llevó a la biblia y me mostró el libro de Eclesiastés capitulo 3. No lo podía creer, Dios me estaba diciendo que no era tiempo de un noviazgo, pero yo como buen adolescente, a pesar de la claridad de la respuesta de Dios, lo interprete a como quise, pensé que Dios tenía razón como siempre y que él me revelaría el momento, lugar y forma en que yo habría de pedirle a esa chica que fuera mi novia.

Esa situación hizo que mi vida espiritual se volviera un caos, pues en mi mente solo estaba presente que tenía que agradar a Dios, pero que si yo seguía insistiendo con esa chica en ese momento no tendría su respaldo y por consecuencia no me iría bien. En ese momento yo sabía que no era mi tiempo para tener un noviazgo, pues sabía también que para un muchachos cristiano un noviazgo es para buscar como fin casarse y que no deben de durar mucho tiempo para no caer en tentaciones. Así que no era mi tiempo. Pero la cosa empeoró cuando Dios, por medio de un profeta, me dice que no solo no es mi tiempo, sino que tampoco era la persona que él tenía planeada para mí. El mundo se me vino encima, no solo sentía que Dios me quitaba mis esperanzas de tener novia, sino que me quedaría solterón por el resto de mi vida.

Fui necio e ignoré la voz de Dios siendo tan clara, seguí conviviendo con esa chica y seguía pensando en que fuera mi novia. Pero una ayuda de Dios vino a mi vida, al parecer de tanto tiempo entre que si y que no, yo ya ni pichaba, ni bateaba, ni dejaba cachar con respecto a ella, no dejaba que nadie se le acercará para que ni intentaran si quiera coquetearle o algo así. Pero yo no sabía que desde hacía unas semanas atrás ella comenzó a fijarse en un compañero de la escuela, era un tiempo simpático, aunque muy feo, pero muy buena onda, imagina como lo veía yo después de darme cuenta como ella lo miraba. Después de esto le pregunté a ella sobre sus planes, que pensaba de tener un noviazgo, ella me dijo que no estaba lista para eso, no hacía mucho tiempo atrás, había terminado una relación y que quería tomarse su tiempo. Uff descansé al escuchar eso. Pero cual fue mi sorpresa que no pasó un par de semanas después de esa charla cuando me enteré por misma boca de ella y con una sonrisota de oreja a oreja que acababa de iniciar un noviazgo con ese compañero simpático y feo. Lo sentí como un balde de agua helada cayendo sobre mi, me impactó y me enojé con ella, y también con Dios. Por qué me hacían esto, por qué ese compañero pudo y yo no, entonces Dios me responde aun no es tu tiempo.

Es tan impactante cuando Dios habla a nuestra vida, pero lo es más cuando lo que él nos dijo se cumple, yo fui desobediente a lo que me dijo y sufrí las consecuencias. Y así pasa muchas veces queremos que todo suceda cuando queremos, donde queremos y como lo queremos, pero resulta que no somos los dueños del tiempo, tenemos la promesa de que todo lo que deseamos se cumplirá, está escrito (Eclesiastés 3), pero también tenemos que ser obedientes a lo que Dios dice a nuestra vida, hay uno y mil señalamientos que nos dicen en que momento ha de suceder cada cosa, pero que tan sensible eres para darte cuenta de esto, como anda tu relación con Dios. La comunión con Dios nos lleva a reconocer su voz, para así obedecer y evitar sufrir por no saber esperar.

En mi caso lo aprendía a la mala, pero dicen que es sabio aprender de los errores, pero que es más sabio aprender de los errores de los demás, es por eso que quiero decirte que no te desesperes, Dios cumplirá todos los deseos de tu corazón, pero tenemos que entender que las cosas son hermosas en su tiempo, si las quieres apreciar, aprende a tener paciencia y se perseverante en lo que quieres. Dios nos dice que busquemos primero su reino y que lo demás vendrás por añadidura, tan fácil como eso, pero como humanos nos gusta complicarlo, si aprendemos a someternos a la voluntad de Dios antes que a la nuestra, podremos disfrutar de minutos más largos y segundos más cortos, pues es Dios el único capaz de darnos o quitarnos tiempo. Su tiempo no es nuestro tiempo. Y aunque estemos en una situación como la del Agente Smith, él hará que los minutos se alarguen y cumplas tu misión para que le des toda la gloria por sus maravillas.
Yo, después de esa experiencia adopté una frase como un resumen de todo lo aprendido:

“Me encanta que Dios arruine mis planes, así sé que estaré cumpliendo su voluntad y no la mía…”

Dejemos la necedad de lado y vivamos el tiempo de Dios, las promesas que te hizo las cumplirá solo tienes que aprender a esperar.
A por cierto el agente Smith logró salvar a su esposa, pues resulta que por unos tratamientos que ella recibió desde pequeña, su cuerpo generaba una sustancia similar a la del antídoto, por lo que el veneno no surgió efecto, así Smith solo se enfocó en cumplir con su deber y Dios se encargó de su esposa.

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