lunes, 29 de julio de 2019

En la frontera


¿Recuerdan esa canción de Juan Gabriel que se llama “La Frontera”? donde relata lo increíble que es para el vivir en esa zona entre México y Estados Unidos...

En México, cientos de personas, incluso familias enteras, cada día emprenden un viaje a mejorar su situación de vida intentado cruzar la frontera de manera ilegal y así “vivir mejor” en el “otro lado”.

En lo personal siempre he creído que esa acción trae una solución de momento y no definitiva, pero para algunos eso funciona. En cierto manera casi todos hacemos algo similar, pero en un sentido más espiritual.

hace tiempo descubrí que por algún tiempo de mi vida estaba viviendo en la frontera entre mis sueños y el deseo de hacer la voluntad de Dios en mi vida. Estaba viviendo en mi Tijuana espiritual. Si, vivía en mi terreno soñado y de vez en cuando, cuando necesitaba provisiones para mi vida, cruzaba la frontera, obtenía lo que necesitaba y me regresaba de nuevo a mi territorio.

Quizá quien vive en la frontera entiende perfecto esta analogía, ellos van a comprar ropa, suplir la despensa y obtener cientos de artículos de la mejor calidad y a buen precio y así seguir viviendo de este lado.

Pues así le hacemos en nuestra vida espiritual, estamos viviendo como en una ciudad fronteriza, aun cuando hemos sido declarados ciudadanos del reino de Dios. Preferimos estar viviendo en la frontera porque vivir del otro lado, en el reino, no nos conviene, porque las leyes son muy distintas y no queremos seguirlas por lo que solo tomamos lo que conviene y regresamos a seguir viviendo a nuestra manera.

Algunos vivimos viendo como estar de aquel lado es mejor, pero no queremos cruzar, es más algunos ridículamente tenemos la esperanza de que la linea cambie y sin movernos de donde estamos nos rebase y de repente ya estar del otro lado.

Tenemos que decidir donde es donde queremos estar y dejar de vivir en la frontera que está entre nuestros deseos y la voluntad del Padre. Y una vez estando del otro lado irte lo más al centro posible de su voluntad, allí es donde ya nada será igual.

Con todo esto no quiero decir que Dios no quiere que cumplas tus sueños, solo te digo que si  rindes tu territorio el Padre te dará el mundo entero y serás mayormente afortunado.

Al final, creo que no es tan genial vivir en ninguna frontera. O estás de un lado o estás del otro.

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